CHULILLA, CHARCO AZUL
Circular de todo el día - 15km - Dificultad media

26 de Enero 2014


 

CRÓNICA



Como decíamos ayer, en aquel ayer de Benicásim: “a golpe de taladro y percusión” se abrieron brechas en la montaña para dejar paso a “locomotoras de vagones a la zaga”...

Como diríamos hoy, en este hoy de Chulilla, acaecido el 26 de enero de 2014, no tuvo paciencia la naturaleza para esperar a que el humano la tajara y diera paso con ello a ese otro tren llamado Turia. O no tuvo paciencia o el humano aún no andaba por allí, quizá reptara por otras latitudes. Así es que Turia tampoco pudo esperar desbordado en su pasión por alcanzar aquel mar que aún no era Nostrum. Al llamado del mar, Turia, comenzó con sus escarceos y rozamientos, natura supra natura. Pudo el agua, cedió la piedra: río y mar cohabitaron.

Muchas riadas después apareció el troglodita y pintó en las piedras, habitándolas de espíritu y presencia. Pasaron los siglos, y llegaron otros humanos deseosos de pactar con el río algunos acuerdos… y tendieron puentes, rutas y presas. ¡El Homo sapiens había llegado!

No mucho tiempo después llegó otra especie: el “Homo mochilensis bastoniano”, no sabemos lo avanzado de su inteligencia, sólo que donde el Sapiens ponteaba, el "mochilensis" testeaba dando saltos y alaridos guturales. También hacían otro tanto en las pasarelas del llamado Charco Azul, los tablones crujían sus pisadas, no podían pronunciar más... Si desde aquel charco echabas la vista al cielo, antes de dar con este, topabas con los primos hermanos de los "bastonianos": el "Homo encordatus", cuya característica principal era pender de una cuerda, o al menos estar muy pendiente de ella...

Pues eso: que escaladores, senderistas, cortados, puentes, presas, pinturas rupestres, río, charco, cervecitas y "Mi villano favorito, parte 2" nos vimos las caras allá en Chulilla. Y, obviamente, fue chulillo.

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