MORA DE RUBIELOS
Circular de todo el día - 12km - Dificultad media

11 de Diciembre 2016


 

CRÓNICA



Había una vez un grupo de senderistas que, llegadas fechas de las que se dicen navideñas, tenían por costumbre organizar una caminata suave con final ante un buen plato de comida; aquella costumbre ya estaba arraigada en el grupo. Año tras año caras nuevas y viejas caras sentábanse a compartir sustento, que en su versión líquida diríase embriagador.

Aquella navidad de 2016 no hacía prometer una numerosa asistencia al evento. Los avatares personales de cada uno de los previsibles asistentes conspiraban para poner difícil aquel encuentro, también el espíritu de concordia parecía tocado... Pero hete aquí que los sumandos, al fin de las cuentas, dieron buenas cifras: Caminantes, «deglutientes», oferentes, gestante, doliente, ausente… todos, de alguna manera, dieron como resultado un encuentro que quedaría para el recuerdo.

Pues cómo no recordar, de los oferentes, esos magníficos regalos con bolsa para contenerlos, esa bonita y sencilla ruta para caminarla, todo el preparativo que conlleva una actividad tal —gracias—. Recordar, también, de los caminantes, tanta ropa de abrigo para tener que sudarla con el sol en lo alto, su entrega, ilusión, compañía —gracias—; de los «deglutientes» su capacidad para la ingesta sin haber caminado más que de bodega a bodeguilla; ¿y la gestante?, ¿y su compañero de dolorida cabeza?; todo fue para recordar, también la ausencia de quienes hubieran estado allí, sin duda, alzando su copa y brindando ¡por el CEB!

Y así fue, que un año más, estos seres humanos llamados senderistas, concluyeron con alborozo su comida navideña en el día internacional de las montañas. Alguna cabeza comenzaba ya a barruntar cuál de ellas sería la próxima en ser disfrutada, con comida o sin ella, pero siempre en aquella compañía, con aquel espíritu fraternal…

Y colorín colorado, este cuento, de momento, se ha acabado.

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