BENICASIM, CASTILLO DE MONTORNÉS
Circular de medio día - 10km - Dificultad media

28 de Mayo 2017


 

CRÓNICA



Puede que se trate de un clásico del senderismo en la provincia de Castellón. El castillo de Montornés, enclavado en pleno Desierto de las Palmas, sus ruinas, son reclamo tanto por su proximidad a grandes núcleos poblacionales como por su accesibilidad a la hora de aproximarse a él por carretera y en automóvil, amén de las panorámicas de toda la plana de Castellón y gran parte de su costa que desde allí se atisban. Todo ello hace que este punto de observación sea visitado en familia por muchos castellonenses y otros que no lo son.

Nuestra familia del CEB hacía ya mucho tiempo que no se acercaba por allí, así que ni cortos ni perezosos —Bueno… un poco sí, por aquello de la calor— decidimos madrugar y presentarnos junto al mas del Salandó a eso de las 7:40 de la mañana.

Aparcados los coches, coordinadas las dos debutantes guías con un tercero que se puso a la cabeza, salimos hacia, tomen nota por favor: mas de Mingarro, barranco Farchá —muy emboscado al principio—, ermita de la luz naciente —o del nacimiento— con fuente donde refrescarse junto a un recodo de la pista forestal; zona con mesas camperas junto a la fuente de San José —seca—, mirador del desierto, cruzado de carretera CV-147 en busca de pista hacia el Bartolo; pista que se transforma en senda que enlaza con otra senda y da con el asfalto que sube a las antenas —no subiremos tanto—. Dejamos ese mal y viejo asfalto en dirección a la Portería Vieja. Lo dicho, bajamos por senda en rehabilitación hasta la ermita-portería de la Virgen del Carmen y allí reponemos fuerzas —stop—…

…Retomamos escrito y también camino. Vuelvan a prestar atención, por favor, que luego se me pierden: Convento nuevo de los Carmelitas, carretera en escrupulosa fila de a uno y por la izquierda —la misma CV-147 de antes—. Abandonamos CV cuando aparece la señalización, sobre madera, que indica la dirección del castillo —«sendeando» que es gerundio—. Cansancio —pocos—, sudor y calor —todos—, agotamiento —algunos—, sofoquinas —sí—, y llegamos a las ruinas —Unos más arriba, otros más abajo—; foto de grupo, vuelta a deshacer camino, tomamos cruce hacia la Torre del Polvorí, lo dejamos a nuestra derecha —interesa el descenso, llegar a los coches—. Bajamos, seguimos bajando —algunos con el culo— y, finalmente, se acaba la bajada el sudor y el camino, porque estamos ya de vuelta junto a los coches.

Todo ha concluido cuatro horas y media después del comienzo. Nos conjuramos para vernos en la próxima ruta, algunos no lo tiene claro otros sí, sabemos que habrá chapuzón y eso nos gusta… es decir: Continuará.

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