VILLAFRANCA DEL CID
Circular de todo el día - 19km - Dificultad media

25 de Marzo 2018


 

CRÓNICA



¡Qué más da que fueran tres, o cuatro, los grados, sobre cero, que nos dieron la bienvenida allí en Villafranca!, aunque hubiéramos caminado sobre nieve desde el primero de nuestros pasos, hubiésemos sudado igual que lo hicimos sin ella a nuestro alrededor.

El inicio fue enérgico y tendente a la subida, y puesto que tanto uno como otra se mantuvieron un buen rato, los sudores no se hicieron esperar: fuera guantes, gorros, una manga… Poco a poco nos adentramos en un cerrado, y limpio de monte bajo, bosque de pinos. Seguíamos pista, lo cual daba para poder hablar y comentar sobre «banalidades» de la vida; recuerdo que en aquel tramo sacamos a relucir pasajes de nuestra infancia, «historias de la EGB» pudiéramos decir. Del sadismo de algunos profesores que tuvimos, de lo estricto de otros, de lo bordes que éramos, medidas de coerción y abuso; a la temática sexual, que incluían confesiones con los padres… los ajenos, los de sotana… en fin, que se nos pasó rápido nuestro rápido paso por aquel bonito bosque. Llegamos a una fuente helada.

El almuerzo, salvo una valerosa excepción, lo hicimos al sol, alejándonos de la umbría que mantenía congelada la «Font d´Horta» y a nosotros también si hubiéramos permanecido allí durante más rato del suficiente para retratarla. El vino estuvo bien, y los frutos secos, y el chocolate. Seguimos.

A estas alturas, el recorrido, respecto del ideado inicialmente, ya era otro; no sé por qué exactamente, tal vez el incómodo viento, tal vez una escarpada bajada… Nuestro guía decidió y a él seguimos sin rechistar, no fuera que subiese el ritmo y volviéramos a sudar profusamente.

Nuestro siguiente paso fue por la Pobla del Bellestar. Fugaz paso, apenas visitamos algunas casas de las afueras. No visitamos su llamativo puente viejo. Habíamos pasado, para llegar allí, bosques de alcornoque que por estas fechas aún no han recuperado su hoja verde. Contrastaban con los pinos perennes de la «acera de enfrente». Llegados a la Pobla, pusimos pie en el seco barranco de Las Truchas para cruzarlo y, siguiendo una acequia un tanto deteriorada, descenderlo en dirección al Mas del Molino de Dolz; del que la masía está restaurada y en perfectas condiciones, pero el molino es una ruina junto a un puente. La foto de grupo fue precisamente en ese puente junto a ese molino. Seguimos ruta hacia las ruinas de otro «Den Rius» que repleto de maleza no se dejó explorar.

Habiendo ganado altura, los meandros del barranco Las Truchas, también ganaron; en vistosidad. No pudimos decir lo mismo de unas pinturas rupestres que, más hacia delante en nuestro recorrido, permanecían tan empinadas y tan protegidas, que ni se podían intuir. «La Covatina» era este bunker tapiado que protegía los 7000 años de antigüedad de sus pinturas…

Había que comer, y lo hicimos después de las imaginadas pinturas. Agotado el sobrante vino del almuerzo, repuesto nuestro empeño, seguimos hacia arriba y hacia delante; lo cual empalaga tanto como la propia comida… Pero no fue a más la cosa, pues pudiendo seguir de subida, se optó por un recorte en el camino, que en poco tiempo nos devolvió al inicio de ruta en la fuente del Llosar. Allí, unos se quedaron de visita familiar, y los otros, haciendo escala en un bar de la localidad, seguimos camino de vuelta hacia nuestra Burriana de origen… Continuará.

Descargar Track de la Excursión