HIGUERAS, PICO ELVIRA
Circular de medio día - 11km - Dificultad media

2 de Octubre 2016


 

CRÓNICA



La organización nos había convencido de que se trataba de una marcha asequible a todo el mundo, y más o menos lo era. Por contra no se comentó nada de intensidades, ritmos y mosquitos —bueno sí, mosquitos sí se dijo que habitaban por allí en buen número y tan dispuestos a succionar como los de aquí, los de la costa—… Fue comenzar y fue subir, sin prisa, sin pausa y sin paradas; pero con mosquitos. Una de las almas sensibles a estos bichitos, no tuvo otra ocurrencia que «flitarse» al tiempo que caminaba, sin querer perder comba. El espray utilizado casi acaba antes con los compañeros que seguían a la muchacha que con los propios insectos. Diferentes toses y aspavientos saliendo de una nube tóxica lo confirmaron.

Seguía, sin embargo, la intensidad en la «asequible» ascensión, tal es así que otro participante casi pierde las suelas de sus botas cuando aún quedaba mucho por alcanzar. La rápida intervención del equipo de asistencia técnica, bridas en mano, consiguió remediar con éxito el que podría haber sido un mal retorno al mundo del senderismo de unas botas y de su propietario… y es que las botas languidecen en los cajones. No seáis malos y sacadlas a pasear.

Otra nube, no sé si tan tóxica, fue vista y olida en metros a la redonda. «Reflex» creo que se llama el producto para problemas musculares de solución rápida… Al fin llegó el fin del síncope muscular y de la subida. El pico Elvira, podado en sus últimos tramos por las tijeras inquietas de los guías, nos apretujó a todos en torno a su vértice geodésico y a unas gominolas que algún veterano, ese día un año más veterano, había traído para la ocasión. El agasajo culminó con el canto del «cumpleaños feliz» a capela en aquella cumbre, tan alto —de altitud— que algún kilómetro después unos cazadores, recogiendo ya sus tres abatidas piezas, se interesaron por conocer y felicitar al «cuarenta y tantos añero».

Siguiendo el rastro de la sangre de las presas cazadas —no por morbo, por coincidencia— continuamos senda abajo hasta su fin en la piscina de Higueras. Allí, y a falta de cervezas según costumbre, un nuevo reparto de «chuches» puso dulce fin a otra aventura CEB en su temporada 2016.

¿Te las vas a seguir perdiendo?, ¿También tus botas?

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