BUÑOL
Circular de todo el día - 8km - Dificultad baja

16 de Septiembre 2018


 

CRÓNICA



Comienzo de temporada. Pronóstico para ese día: posibles lluvias en abundancia. Realidad: se abrieron dos paraguas, «en modo parasol». Ese fue el único equívoco del día, por lo demás, todo a pedir de boca. Hubo chapuzón pero no por diluvio, y no para todos; sólo cuatro se hicieron el ánimo, el resto quedó expectante, no sabemos si con ganas o sin ellas de lanzarse también al lago frente a la cueva Turche.

Antes, visita turística por las calles de Buñol, que por la fecha, transcurrió sin riesgo alguno de tomatazo. El riesgo era otro y se encontraba esparcido por el suelo de muchos de sus paseos arbolados y jardines. «Mundo perruno» con el beneplácito de sus dueños, dejaba por doquier deposiciones de todo tipo y texturas... omito más detalles. Sorteados los obstáculos, unos sí, alguno no; llegamos al castillo, visitamos sus museos y subimos a las torres. Buñol quedaba allí abajo, y más lejos nuestro paseo, entre medias, una terraza donde almorzar.

No les sentó bien, a los de la terraza, el que se les pidiera que calentaran un bol con setas; al final transigieron y, por cortesía de nuestro experto en setas, don Manuel Gómez, fuimos convidados a gustar de las mismas. Y gustaron.

ATENIÓN NOTA: Después de años en un cajón, el calzado deportivo, especialmente las botas de montaña, se destroza de manera inmisericorde en cuanto les vuelves a dar uso. GRABAR EN LA MEMORIA DE TODO SENDERISTA.

Las bridas de otro Manuel, Buchardó, sirvieron para enmendar, en la medida de lo posible, el primer par de botas que se abrieron en canal. Poco después, ya no quedaban bridas para el siguiente par que se deshizo en «mil pedazos». Solución: «no pasa nada, llevo chanclas de montaña» y, efectivamente, no pasó nada más. Abundan en Buñol las pintadas callejeras. «Desata el furor, libera tu ano» dio mucho juego y diversas e interesantes interpretaciones, quizá «mundo perruno» se inspiró en ella para «adornar» la ciudad.

¿Qué más contar? Avispas que pican, tropecientos escalones para ver el auditorio, gente que se reencuentra después del verano, chascarrillos con más o menos ironía y/o chispa, gente que conoce a gente... esto es el CEB. ¡Bienvenidos a bordo!

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