SEGART
Circular de medio día - 8km - Dificultad media/alta

14 de Octubre 2018



CRÓNICA



Dudas, las hubo; precauciones, también; espantadas, cuatro. Cierto que si la tele te habla de un huracán suelto por España y muestra imágenes de sus estragos en Estados Unidos, uno puede pensar —¡madre mía, yo me quedo en casa! Pero si sigue pensando un poquito más ponderadamente y sin tanto alarmismo, puede incluso cambiar de opinión y aventurarse como lo hicimos los seis que pusimos rumbo a un canal de desagüe de una montaña que podía estar azotada por los restos de una temible «huracana»: Leslie. ¡Toda una locura!... o no.

Llegamos, vimos y decidimos. De camino, ni una gota, en el lugar, ni rastro de humedad, en la cima nubes, eso sí. Pronóstico de lluvia (llovizna), a partir de las 10:00 p.m. La dificultad máxima de la jornada la salvaríamos en apenas hora y media de caminata. De 10:30 a 11:00 fuera de peligro. Conclusión: Podemos enfrentarnos al canal del Garbí sin demasiado riesgo añadido.

Al poco de comenzar nos empapamos, de sudor, ¡menudo bochornazo! Intercambiamos la primera posición de la subida con otro grupo de «montañeros» que paraban a fumar, literalmente. Les dejamos a ellos primero. Al poco llegamos a la zona en la que había que trepar. La canal se escarpaba, las cadenas y pasamanos donde agarrarse se hacían imprescindibles para nuestro nivel. Fueron salvados los escoyos grietas y oquedades. Todo un divertimento poco habitual en el CEB. El GR-10 en esta variante se nos antojó espectacular. Fotos, selfis, más fotos; y ya en la parte alta, firma en un libro de firmas que guardado en su caseta metálica te espera a ti cuando te animes a ello.

La siguiente cima era la propia del Garbí. En lo alto, las nubes que procedían del mar, acariciaban tu piel y deleitaban la vista con su impacto sobre el roquedal. Lo celebramos con unos buenos tientos de vino, marca de la casa «Viñas Viñes». Luego vendría la consabida foto de grupo y el acceso a una de las peñas del Garbí, aquella en la que se encuentra un mirador. Y miramos. Pusimos después dirección a la tercera de las peñas a las que íbamos a asomarnos ese día y descubrimos a un «loco funambulista» que trataba de ganarle la partida del equilibrio al viento. Sus pies descalzos sobre una cinta, la cinta sujeta a rocas distanciadas, en metros, media centena, y bajo sus pies el abismo. La partida la ganó el viento y el funambulista quedó colgando entre su cinta y la nada. Le hicimos fotos, nos sorprendimos por el espectáculo y decidimos continuar nuestra marcha.

Buscamos el otro ramal del GR-10, aquel que transita una pedrera, y lo tomamos en descenso hacia Segart. Hubo algún derrape, ninguna bota rota; se cortó, al fin, la racha de perder botas por el camino... Y el sol nos acompañó hasta el final del recorrido en Segart, porque el otro final, el que acabó en Burriana estuvo, ahora sí, pasado por agua, por mucha agua. Leslie se hacía de notar.

Descargar Track de la Excursión