FREDES, MUNTANYA NETA
Circular de todo el día - 8km - Dificultad media
1 de Octubre 2017
CRÓNICA
Volver a Fredes siempre produce dicha, aunque, según cómo se haga esta vuelta, la dicha puede no serlo. Pasar por Morella, bien; meterse por Herbeset y otros pueblitos con encanto, bien; disfrutar de la contemplación viajera de esas montañas, divino; pero hacerlo desde un mastodóntico autobús, mal, muy mal: Demasiada curva cerrada, demasiada estrechez. Hubo que «rascar chapa», parar, comprobar el paso, los desperfectos, atrancarse en un puente, templar nervios, pasar y llegar. Entonces, y antes también, aplausos a la conductora; gallega, residente en Castellón. Así que, por fin, llegamos a destino «per les travesses» como me decía, de chico, una de las abuelas de mi calle cuando me veía llegar a casa por lugares no acostumbrados. Aunque yo no tardaba 4 horas en llegar a destino...
Día de la Muntanya Neta, eso es lo que íbamos a reivindicar con nuestra caminata de ese día, compartida con senderistas de Nules, Alquerías, Castellón y Benicásim. Concretamente la reivindicación versaría, este año, —nuestro primer año como asistentes del CEB— sobre la necesidad del mantenimiento y la recuperación de los caminos antiguos. No en vano hubo una charla al respecto el viernes anterior a la marcha, marcha que a fin de cuentas fue sólo eso, una caminata: Sin foto, pancarta o discurso final o inicial que pusiera de manifiesto nuestro ideario de fin de semana...
La ruta: maravillosa, espectacular, intensa, digna de repetirse infinito. No sólo Paris vale una misa, también Fredes y su entorno lo valen. En esta ocasión el conocido paso del Portell de l´Infern y el Salt de Robert, fueron los platos fuertes de un senderismo compartido con gentes que se empiezan a hacer conocidas al paso de cada paso. Poca agua en el Salt. Inscripción desconocida por muchos, escondida en una oquedad del Portell. Tallada rudimentariamente en la roca, versaba sobre la estancia allí de un grupo de «cazamaquis» compuesto por un clérigo y algunos guardias con el objetivo supuesto de «ajusticiar» in situ al guerrillero desafortunado que pasara por allí…
A más de uno se le atragantó la subida de después; de después de la larga bajada desde el Portell hasta el Barranc del Salt. La belleza del entorno compensa la fatiga que se invierte en ganar nuevamente la altitud a la que está Fredes, población dejada allí por la mano del hombre, a unos 1100 metros sobre el nivel del mar. Pero se llega, antes o después, y se disfruta de una toma en el bar de la localidad, o de dos; y se conversa, antes y nuevamente, en el autobús, donde la comidilla no es otra que la especulación sobre el camino de vuelta a casa. Parece ser que en esta ocasión la decisión es tomar por otra carretera, la que baja hacia la Sénia. Conseguimos sortear todas las cerradas curvas, estrecheces, túneles, puentes; el paisaje es de ensueño. Pasan las horas, puede que otras cuatro, ya no lo sé, no quiero contar. Alguna voz se arranca a cantar un par de canciones... Parada en Oropesa, Benicásim, Castellón y Alquerías, donde nos bajamos los de Burriana. Continúan los de Nules. Y nos despedimos, marchando cada uno a su día a día, donde otras reivindicaciones más próximas nos aguardan, o no, según el espíritu de cada cual.