ESPADILLA
Circular de medio día - 11km - Dificultad media
19 de Noviembre 2017

CRÓNICA

Lo he intentado, pero sin fruto positivo al respecto de qué significa la palabra «Saganta»; todo lo más que he descubierto es que hay una pedanía en España, allá por Huesca, que lleva ese mismo nombre. Cierto que por buscar respuesta a esa pregunta que alguien efectuó en lo alto de la peña así llamada, no me he esforzado tanto como por subirla y alcanzar los 723 metros de su cumbre.
...Aunque, pensándolo bien, tampoco fue para tanto aquella subida. Se hizo amena, bien por el ritmo, bien por la compañía, por el fresco de aquella mañana que incitaba a seguir subiendo sin pararse demasiado... Una de las paradas, hablando de ellas, junto a la fuente de la Piqueta, sirvió para echar la vista atrás y darnos cuenta de la nueva perspectiva. Al fondo derecha quedaba, como más llamativo, aquella atalaya que conforma el antiguo castillo de la población, recortado en el aire, a esa hora a contra luz. Junto al mismo, otra fortaleza, esta vez de roca natural y más altiva si cabe, también se encaramaba en aquella cresta de montaña que, por esta vez, dejaríamos de lado en pos del objetivo del día.
No seríamos los únicos en la cumbre, allí ya estaban caminantes que, si la memoria no me falla, que será que sí, procedían de Betxí. Alguien pretendió hacerles creer que los de Burriana habíamos llegado a lo alto de Peña Saganta con helicóptero; No se lo tragaron «...Els de Burriana sempre igual» ...Pues, els de Burriana, incluyendo a su fanfarrón de turno, estábamos allí dándole a nuestros bocadillos y oteando toda la naturaleza expuesta, alimentándonos de lo uno y lo otro; nutrición completa.
Dejamos al Peñagolosa allá lejos, en el horizonte; nos despedimos de los de Betxí, y ellos de los de Burriana sin su helicóptero. Tomarían un sendero, por otro nosotros. Y comenzamos a bajar hacia Espadilla. Por el camino, senderistas de otros lugares, muchos; una cuarentena, nos dijeron. Con todos nos cruzamos, a casi todos saludamos, y así, casi sin darnos cuenta, o sí, llegamos a Espadilla acumulando un pequeño retraso sobre lo previsto: fin de etapa, fin de otro diáfano día compartido y dejado atrás con sus conversaciones, estertores y todo lo propio del caminante acompañado.
Y aquello fue posible gracias a dos, Manu y José, que en lugar de hacerse a un lado, se hicieron adelante y decidieron proponer y comandar esa subida a la peña… y es que… ¡Esa «peña» cómo mola, se merece una ola!
Gracias chicos, gracias comitiva.