SANT MATEU
Circular de medio día - 9km - Dificultad baja
11 de Febrero 2018

CRÓNICA

De los doce, y con aquél viento, aquellas nubes… temporal que seguía al anterior, precediendo al siguiente, fuimos bajando hasta quedarnos en siete. Sí, algo de fresco a esas horas y en aquella mañana, no en vano estamos en invierno. Esa diferencia de menos cinco, sin embargo, no fue suficiente para que la nevada cuajase, ni siquiera acercándose a un agua nieve liviano. Ninguna placa de hielo se interpuso a nuestro paso haciéndonos resbalar; algún charco, todo lo más. Incluso alguno de los que nos aventuramos ante la supuesta inclemencia, pese al descenso, brillando el sol entre tanta nube, acabó en manga corta… ¡No! tal descenso no se trata de temperatura, de grados centígrados o Celsius —tanto monta—, se trata de los que «cayeron», ya no en acto de servicio, sino antes del mismo. Por «h» o por «b» de los doce que íbamos a ser los caminantes de aquél día, menguamos hasta los siete que nos adentramos en las inmediaciones, y a través de, la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, en San Mateo, Castellón de la Plana.
Marcha flojita a criterio del guía, apenas 300 metros de desnivel acumulado; solo que se acumularon todos al principio de la ruta… Pronto sobraron guantes, gorros, chaquetas y demás protecciones. De una ermita a otra ermitita —San Cristóbal—, ésta más pequeña, más elevada y con mejores vistas: Nieve a nuestra derecha, costa a nuestra izquierda. La nieve, del Peñagolosa y de la zona de los puertos —Morella y alrededores—. La costa, de Vinaroz y de Tarragona, que tras la sierra del Montsiá, dejó entrever un ramal del delta del Ebro.
Seguimos subiendo, hasta una cumbre cercana —La Bastida— a 600 metros de altitud, el viento no nos dejó almorzar allí; solución: bajar unos cuantos metros; resultado: almuerzo reglamentario entre pistachos, chocolate, barritas y plátanos. Esta vez no hubo vino pero sí intentos de arreglar, filosofía en mano, este mundo que nos acuna y que un día se va a poner de muy mal humor y nos va a zarandear «un poquito no más».
Arreglado el mundo, seguimos bajando y pasando por diferentes parajes de interés: Les Basetes, mas d´en Pedro… Y, al poco, pasados nueve kilómetros, ya estuvimos nuevamente en la ermita inicial visitando su interior, haciendo foto grupal y montándonos en los coches que debían devolvernos a nuestra Burriana querida en pos de la, todavía más querida, comida de aquel domingo, fiesta de guardar… no en un cajón, si no en los anales del CEB. ¡Pero tú no estabas allí!
¡Continuará!