PASEO CULTURAL POR NAVAJAS
Circular de medio día - 12km - Dificultad baja

29 de Abril 2018


 

CRÓNICA



De vez en cuando nos gusta hacer cosas menos exigentes, prueba de ello son los 28 asistentes a nuestra última ruta, cifra que no se alcanzaba desde enero de 2015.

Un paseo cultural por Navajas, sencillo, cortito y con poco desnivel, con unos toques de historia y otros de naturaleza, siempre alrededor del valle del río Palancia.

Empezamos con una ligera subida a la Ermita de La Esperanza para entrar en calor y comprobar que, además de la ermita, todavía quedan restos de un monasterio de Jerónimos fundado en el siglo XV. Tras esta visita bajamos al manantial del mismo nombre, sus aguas abastecen a Segorbe, Navajas y Altura. El reparto lo estableció el Rey Jaime I en el siglo XIII.

Avanzamos en la ruta, pero retrocedimos en el tiempo para visitar la Torre Árabe de Altomira, datada del siglo VII, y que se encuentra prácticamente intacta.

Pasamos por arriba del "Puente donde se cayó la burra y no se mató" y desde ahí viajamos hasta 1907, para seguir durante unos kilómetros el trazado del antiguo ferrocarril minero de Sierra Menera, hoy en día convertido en la popular Vía Verde de Ojos Negros. Íbamos más ligeros que aquellas locomotoras, de modo que no necesitamos ayuda extra para cruzar dos túneles, las ruinas de la cantera de Navajas y uno de los miradores más bonitos del valle.

Llegados a este punto, algunos pasajeros reclamaron a los maquinistas un piscolabis, pero todavía había que bajarse del tren y cruzar la presa del Embalse del Regajo (1959), que se encuentra rebosante al 80% de su capacidad.

No faltó el ritual de bocadillos, aceitunas, vino, frutos secos y chocolate, bajo la sombra de unos pinos que se plantaron cuando la madre de la que escribe estas líneas era una niña y vivía allí, cerca del pantano, en los años de su construcción.

Ya con el depósito lleno y siguiendo los consejos que nos dio Cavanilles en su libro, allá por 1792, nos acercamos a la Fuente del Baño, cuyas aguas tienen poderes curativos. Ningún valiente quiso comprobar si era así realmente. Tampoco cruzamos su puente, sin embargo, allí mismo y usándolo de telón de fondo nos hicimos la foto de grupo.

Volvimos a Navajas por una senda de gran belleza que discurría por la orilla del río Palancia, unas veces más cerca y otras más lejos, siempre acompañados del murmullo del agua, hasta dar con el popular Salto de la Novia y su cascada de 60m. Allí nos esperaban unas cabritas muy simpáticas que le robaron protagonismo a la novia, si, si, había una novia de verdad acompañada de un novio ¿dispuestos a dar el salto? Nunca lo sabremos, porque tocaba poner fin a la ruta y volver, bordeando las casas señoriales del siglo XVIII, al punto de partida.

Descargar Track de la Excursión